¿Qué emisiones genera un producto a lo largo de su vida útil?

Cuando una empresa decide utilizar un nuevo envase, hay una pregunta que debería estar siempre sobre la mesa: ¿cuánto contamino desde la fabricación hasta el reciclaje o la eliminación de mi producto?
Esa cifra es lo que conocemos como la huella de carbono, y analizarla con rigor permite tomar decisiones industriales más responsables, sostenibles y competitivas.
¿Qué incluye realmente la huella de carbono de un producto?
No se trata solo del CO₂ emitido durante la fabricación. La huella de carbono incluye todo el ciclo de vida del producto: desde la extracción de materias primas, el transporte, el uso, hasta su tratamiento al final de la vida útil.
En sectores como el químico, agroalimentario o farmacéutico, donde el embalaje debe cumplir con estrictas normativas y condiciones técnicas, conocer este dato permite integrar la sostenibilidad sin comprometer la seguridad.
Estas son las principales etapas que suman a la huella de carbono:
- Extracción y procesado de materiales.
- Fabricación y transformación.
- Logística y transporte.
- Fase de uso.
- Eliminación, reciclaje o valorización.

¿Por qué debería importarnos?
Porque es un indicador clave del impacto real que tiene un producto. Porque nuestros clientes y socios cada vez lo valoran más. Y porque, además, ayuda a cumplir normativas medioambientales, mejorar puntuaciones ESG y destacar en licitaciones o auditorías.
Asimismo, disponer de datos precisos sobre la huella de carbono facilita la obtención de certificaciones ambientales como ISO 14067 o PAS 2050, y permite desarrollar estrategias de mejora continua con objetivos medibles.
Dónde se concentran más emisiones
Cada producto tiene su perfil propio, pero en envases industriales hay fases que suelen destacar por su alto impacto ambiental.
Una de ellas es la extracción de materias primas. Materiales como el plástico virgen o el acero inoxidable tienen una carga de CO₂ muy superior a alternativas como la fibra kraft reciclada o el cartón certificado.
Otras fases críticas en cuanto a emisiones son:
- La energía utilizada en el proceso de fabricación.
- El peso y volumen del envase durante el transporte.
- La posibilidad de reutilización del producto.
- La facilidad con la que puede reciclarse sin generar residuos complejos.
Cómo reducimos esa huella en el sector del embalaje
Desde el diseño hasta la logística, hay decisiones que marcan una gran diferencia.
Elegir envases más ligeros y apilables, por ejemplo, reduce las emisiones logísticas en cada trayecto. Apostar por materiales reciclables o procedentes de fuentes renovables también disminuye el impacto desde el origen.
Y si, además, el producto puede reutilizarse, se evita la producción de nuevos envases, alargando su vida útil.
En nuestros procesos, hemos aplicado medidas como:
- Uso de fibras recicladas y materiales certificados.
- Optimización energética en nuestra planta de producción.
- Sistemas de cierre duraderos que permiten reutilización.
- Eliminación de componentes mixtos que dificultan el reciclaje.
¿Cómo se calcula la huella de carbono?
Existen metodologías específicas para ello, como la norma ISO 14067 o el protocolo GHG (Greenhouse Gas Protocol). Estas herramientas permiten realizar análisis de ciclo de vida que miden el CO₂ equivalente emitido en cada fase.
En el caso de un envase, el análisis puede abarcar desde el origen de la celulosa o del polímero, hasta las emisiones derivadas del transporte en palés, la posibilidad de reutilización o la necesidad de tratamientos especiales al finalizar su uso.
Para muchas empresas, este cálculo no es sencillo, y por eso ofrecemos asesoramiento técnico que les permite elegir envases con menor impacto y justificarlo documentalmente en auditorías o certificaciones.
Preguntar al iniciar: el gesto que cambia el resultado
A menudo, la clave está en hacer las preguntas adecuadas antes de elegir un envase. Una decisión tomada sin valorar el impacto ambiental puede implicar más emisiones, más residuos y mayores costes a largo plazo.
Algunas preguntas clave que recomendamos plantearse son:
- ¿Cuál es el origen de los materiales?
- ¿Qué peso y volumen tendrá durante el transporte?
- ¿Puede reutilizarse fácilmente en condiciones industriales?
- ¿Cuáles son sus posibilidades reales de reciclaje?
Estas preguntas no solo ayudan a cumplir con las exigencias legales o de responsabilidad social. También permiten identificar oportunidades de ahorro y mejora operativa.
Elegir un envase es elegir una forma de producir
Cada decisión de embalaje tiene consecuencias. No solo en términos logísticos o normativos, sino en cómo la empresa se posiciona frente al cambio climático, la innovación responsable y el uso eficiente de recursos.
Por eso, creemos que el primer paso para reducir emisiones es preguntar. Conocer el impacto. Exigir datos. Y tomar decisiones informadas que mejoren no solo el producto final, sino todo el proceso que lo rodea.
¿Buscas un envase homologado, seguro y con baja huella de carbono? Te ayudamos a encontrar la mejor opción para tu producto, tu sector y tus objetivos.
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